EN PRIMERA PERSONA: Óscar López

EN PRIMERA PERSONA: Óscar López

El técnico del Juvenil B del FC Barcelona escribe una carta donde explica su nueva rutina durante el confinamiento por Covid19

El optimismo siempre forma parte de mi vida. Después de tres días registrando una tendencia a la baja de contagios de coronavirus, ayer martes se rompió con un aumento aunque el porcentaje de muertes diarias continúa a la baja.

Me gusta siempre agarrarme a las cosas positivas, por escasas que sean, aunque es evidente que estamos en un momento muy complicado y delicado. Pero el optimismo es una de las ilusiones por las que me levanto cada mañana y me hace ser positivo ante cualquier situación.

Desde que comenzó la reducción laboral en muchos sectores el 14 de marzo y el Club nos envió a casa para que teletrabajaramos intento seguir las mismas rutinas horarias que realizo cuando estoy en el Club. Pienso que es importante intentar mantener todas aquellas cosas que hacíamos, a pesar de tener las limitaciones que tenemos en nuestros hogares. Tales como las ubicaciones, los materiales y ciertos condicionantes.

Me explico.

Soy una persona madrugadora. Y mi día a día en el Club es llegar bien temprano, hacía las siete menos cuarto de la mañana para realizar diferentes actividades en el gimnasio. Para mí es vital hacer deporte y siempre lo hago antes de reunirme en la oficina con los compañeros de staff. En estas reuniones le damos forma a las tareas que planificamos al principio de la semana y cada día las vamos perfilando para luego ponerlas en práctica a los entrenamientos con el Juvenil B, equipo que entreno desde este año.

Aprovecho para explicar que durante muchas mañanas que pasamos en la Ciudad Deportiva, nuestra casa, me doy cuenta del privilegio que tenemos de poder trabajar en un Club que ha hecho que nuestro hobbie sea nuestro trabajo.

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Dos tardes a la semana suelo tener formación y/o ponencias con el resto de entrenadores en las que nos ayudan en diferentes aspectos para mejorar día a día.

Cuando termino mi jornada y llego a casa, allí me espera para jugar y disfrutar una de las preciosidades que me ha dado la vida: Óscar, nuestro hijo, que está a punto de hacer dos años.

Los días que tengo la tarde menos ocupada, mi mujer, Bibiana, es la que se encarga de cuidar y jugar con Óscar y yo me meto de lleno en la cocina para dar salida a una de mis actividades preferidas.

Se me hace extraño que todo esto haya cambiado. Ahora todo lo hacemos desde casa. Y no es lo mismo. Pero nos tenemos que adaptar y hacer caso a los protocolos sanitarios para intentar entre todos aportar nuestro granito de arena.

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La normalidad ha cambiado a la mayoría de hogares por culpa del confinamiento por el Covid19. Pero no por ello, he cambiado los hábitos. Ahora más que nunca intento seguir una rutina similar a la que hacía antes del confinamiento, tal y como he mencionado al principio de esta carta. Aunque con un rasgo diferencial: el deporte lo paso a hacer por la tarde y no por las mañanas.

Y es que por las mañanas nos organizamos con Bibiana el día. Hacemos como si yo hubiera ido al Club a trabajar y me meto de lleno en el trabajo de entrenador, mientras que mi mujer realiza las tareas que haría el pequeñito en la guardería.

Aprovecho para reunirme con los compañeros de staff por videoconferencia y consensuamos diferentes tipos de actividades físicas que deben ir haciendo los jugadores. Pero no todo son actividades físicas, sino que también les organizamos cada semana un par de tareas para trabajar la cohesión grupal, a parte de las condicionales, para que se les haga más distraído este periodo de confinamiento.

Además, durante las mañanas aprovecho para estudiar a fondo partidos nuestros y tener una valoración objetiva de algunos aspectos de nuestro juego.

Tenemos la suerte de que tanto a Bibiana como a mí nos gusta mucho cocinar a los dos y ahora que estoy presencialmente en casa nos compaginamos quien lo hace. Cuando cocinamos los dos a la vez es un auténtico espectáculo. Nos compenetramos muy bien y si el pequeñito lo permite, que a veces parece que tengamos trillizos en casa, nos salen unos platos deliciosos.

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Algunas de mis especialidades son cocinar el pollo con ciruelas y la fideuá. Pero además, con Bibiana nos gusta también fabricar nuestro propio pan y la propia pasta.

¡Nos salen exquisitos!

Por la tarde, intento realizar ejercicios con materiales y localizaciones improvisadas y con imaginación, tanto para hacer ejercicios de cardio como de fuerza. Suelo hacerlos durante una hora, que es lo que suele hacer de siesta Óscar. Ducha y momento para darle la merienda y leerle seguidamente un par de cuentos.

Él ya sabe que después de los cuentos le preparo siempre una serie de olimpiadas en las que se lo pasa en grande. Las olimpiadas consisten en un foam alargado en medio del pasillo por donde puede correr, una zona de pelotas donde las chuta como si no hubiera mañana y unas actividades de destreza donde termina tirándome todo lo que encuentra por la cabeza. Es un momento único, especial y en que se lo pasa muy bien y nosotros también.

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¡Y a todo esto el reloj marca las ocho de la tarde!

Hora de salir los tres en el balcón y aplaudir para rendir homenaje a todas aquellas personas del sistema sanitario y otros sectores que están trabajando intensamente y que nos están dando apoyo y mucha comprensión para garantizar una sociedad sana. Todo reconocimiento que hagamos será poco para toda esta gente que se está dejando la piel.

Me gustaría también mostrar el máximo respeto y solidaridad a todas aquellas personas que están pasando un momento tan difícil como este, ya sea teniendo un familiar enfermo y no poder estar a su lado o no saber si lo podrán volver a ver. Todo mi afecto y apoyo para estas personas.

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No me gustaría despedirme sin dar muchos ánimos también a la población italiana donde el Covid19 ha golpeado con fuerza. En Roma tengo ex compañeros de cuando jugué a la Lazio la temporada 2004/05. Mucha fuerza también para ellos, al igual que en Sevilla, donde jugar con el Betis, y en Soria, donde jugué con el Numancia, donde también tengo ex compañeros, así también como el resto de personas que están sufriendo este virus de cerca.

Por último, deciros que de todas las situaciones se aprende y no será menos esta. Debido al confinamiento y de esta causa excepcional que nunca nos hubiéramos podido llegar a imaginar, te das cuenta aún más de lo que realmente es importante y lo que tenemos que valorar, querer y cuidar en esta vida.

Espero que pronto pueda volver a pisar el césped de la Ciudad Deportiva a las siete menos cuarto de la mañana. Significará que habrá vuelto la normalidad.

¡Bendita normalidad!

¡Un abrazo!

Òscar

Força Barça
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