La Quinta del Mini

La Quinta del Mini

Una generación con un talento espectacular deslumbró en el Miniestadi en la temporada 1994/95 y en la siguiente algunos jugadores subieron y se consolidaron en el primer equipo

Albert Celades, Óscar García, Roger García, Toni Velamazán, Iván de la Peña, Juan Carlos Moreno, García Pimienta y Quique Álvarez, entre otros. Muchos dicen que hasta ese momento fue la mejor generación de jugadores de la cantera. Y es que muchos de ellos debutaron en el primer equipo del FC Barcelona y su juego fue una auténtica referencia en el Fútbol Formativo del Club. Nunca ningún equipo hasta ese momento había conseguido llenar el Miniestadi hasta la llegada de esa generación de futbolistas.

“Es importante saber que esa generación estuvimos muchos años juntos desde pequeños. Desde infantiles, cadetes, juveniles y al final en el Barça B. Tantos años juntos en los entrenamientos, partidos, concentraciones, selección…y además, muchos vivían en La Masia. Esa unión hizo que se construyera un muy buen grupo y se hablara tan bien de nosotros”, recuerda Roger García en el reportaje de Historias del Mini.

“Hay que tener en cuenta que dos años antes de la gran temporada que hacemos con el Barça B en Segunda División A, en la 1994/95, ese equipo ganó el doblete Juvenil: La Liga y la Copa del Rey. Una Liga que era cómo la Primera División, con el Real Madrid, el Atlético de Madrid, el Sevilla, el Espanyol…y la Copa del Rey la ganamos 2-1 en la final ante el Real Madrid en la Romareda”, explica Garcia Pimienta y añade: “Dos años después, el 80% de esa plantilla juvenil estábamos jugando en el Barça B y jugando muy bien. Y además, seis-siete jugadores terminan en el primer equipo del FC Barcelona. Esa generación consiguió jugar muy bien y hicimos una gran temporada en Segunda A. Y algunos como yo llegamos a debutar con el primer equipo”, recuerda.

Gran temporada en Segunda A

Fue una generación que deslumbró enseguida, con un talento espectacular y una capacidad goleadora increíble. Liderados por el técnico Quique Costas el equipo cosechó una de las mejores temporadas de la historia del Barça B en Segunda División A. Una sexta plaza con 42 puntos y 64 goles a favor, ningún otro equipo contó tantos goles esa temporada en la categoría de plata.

Pero no solo fueron los buenos resultados los que llamaron la atención de todo el mundo, si no la manera de practicar el fútbol cada domingo de esos jóvenes atrevidos, valientes y con descaro. Era indiferente si el césped que pisaban era el del Miniestadi, Ipurua, San Mamés, o el del eterno rival. Allí estaban. Para mostrar su fútbol que habían aprendido durante tantos años juntos en el Fútbol Formativo del FC Barcelona.

Celades era un todoterreno, Óscar García destacaba por su capacidad asociativa y aportación goleadora desde la segunda línea, su hermano, Roger García, destacaba por su zurda exquisita y su templanza, Iván de la Peña era el cerebro del equipo, Velamazán se imponía con su zancada veloz y olfato goleador, Juan Carlos Moreno luchaba entre los centrales, Garcia Pimienta desequilibraba y marcaba y Quique Álvarez aguardaba bien atrás en la zaga.

Llaman la atención de Johan Cruyff

Esa generación de jóvenes jugadores llamó la atención del entonces técnico del primer equipo, Johan Cruyff, quién confiaba ciegamente en los jugadores de la cantera. El Barça B empezó la temporada 1995/96 a un ritmo frenético; le endosaron 6 al Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez (2-6), 3-0 al Osasuna en el Mini y así hasta contar ocho victorias en las primeras diez jornadas para situarse líder del campeonato de la Segunda División A.

Pero entonces, Cruyff, que seguía muy atento a los descarados jóvenes del Miniestadi, empezó a convocar a muchos de ellos con el primer equipo. Y la mayoría de ellos ya no bajarían casi nunca con el Barça B, y eso tuvo dos impactos. El primero, muy positivo por la irrupción de nuevos talentos al primer equipo formados en La Masia.

“Cada jugador que yo he entrenado y ha debutado con el primer equipo soy el hombre más feliz del mundo. Porque yo estoy aquí para entrenar y formar, pero sobretodo para entrenar jugadores que algún día lleguen al primer equipo del Barça. Cada vez que debuta un jugador y se consolida en el primer equipo, es el mejor premio que puedo tener”, cuenta Garcia Pimienta, ahora técnico del filial azulgrana, en el reportaje de Historias del Mini.

"Esa hornada de jugadores jugó muy bien al fútbol. Los equipos sabían que cuando venían al Mini sufrirían muchísimo. Salíamos al campo sabiendo que si hacíamos las cosas bien, ganaríamos"

Garcia Pimienta

El discurso del ahora técnico del Barça B sirve para explicar el impacto en ese momento de esa generación. Gustaron a Cruyff, aprovecharon su oportunidad, y algunos de ellos se consolidaron en el primer equipo. El objetivo final se había conseguido. Y por lo tanto, era una muestra de que el circuito azulgrana funcionaba.  

Un equipo que enamoró al Miniestadi

El impacto segundo fue fácil de entender. Y es que la columna vertebral del filial azulgrana se había esfumado por su irrupción en el primer equipo. Tuvo que recomponer el equipo Quique Costas y el equipo no cosechó tan buenos resultados. Tan fue así que el equipo empezó a descender posiciones, pero una milagrosa victoria en San Mamés ante el filial del Athletic Club (0-2) salvó al equipo azulgrana del descenso. Se pasó de ser líder en la jornada 10 con ocho victorias, a contar nueve derrotas en las últimas 10 jornadas de Liga. Un claro ejemplo de lo que significaba ese grupo unido sobre el césped.

“Notábamos que venía mucha gente a vernos en el Miniestadi. Había un seguimiento de esa generación y en esa época, nos acompañaron grandes resultados”

Roger Garcia

“Esa hornada de jugadores jugó muy bien al fútbol. Los equipos sabían que cuando venían al Mini sufrirían muchísimo. Salíamos al campo sabiendo que si hacíamos las cosas bien, ganaríamos. Estuve cuatro temporadas en el Barça B y estoy muy contento de haber disfrutado de un estadio tan magnífico como el Mini”, sentencia Garcia Pimienta.

“Notábamos que venía mucha gente a vernos en el Miniestadi. Había un seguimiento de esa generación y en esa época, nos acompañaron grandes resultados”, cuenta Roger Garcia: “Es un privilegio haber podido vivir todo esto. Nos lo pasábamos bien porqué veníamos a hacer lo que más nos gustaba. Tengo muy buenos recuerdos del Mini y es dónde más he disfrutado después del fútbol de élite”, reconoce Roger Garcia.

La gran noche en el Villamarín

Si hay un partido que mejor muestra de lo que eran capaces estos jóvenes descarados fue la del 7 de octubre de 1995. Las lesiones con las que contaba Johan Cruyff para visitar el Betis eran superlativas. Ni Bakero, ni Kodro, ni Popescu ni Hagi podían estar para el partido y el técnico holandés confió en los jóvenes del Miniestadi. Y no defraudaron. Con ocho titulares formados en La Masia, ese partido contó con 11 jugadores de la cantera culé y esa generación descarada entusiasmó a todo el barcelonismo con una gesta que aún se recuerda en la actualidad. Roger García, Toni Velamazán, Celades y De la Peña dejaron su huella marcando cada uno un gol y dejaron para el recuerdo un 1-5 histórico ante el Betis en el Villamarín.

Força Barça
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