Siguiendo con los trabajos iniciadas en agosto, este lunes se han reanudado las tareas de mantenimiento asociadas a la situación del césped del Camp Nou con el objetivo de recuperar la densidad necesaria.
A pesar de cumplir con los valores exigidos por las diferentes competiciones, se ha aprovechado el parón de tres semanas sin compromisos en el Estadi -el próximo partido será el 20 de octubre contra el Sevilla- para llevar a cabo estas tareas.
El verano de 2018 ha sido uno de los más calurosos de las últimas décadas, con una ola de calor entre los días 2 y 7 de agosto, donde se superaron valores de 30ºC en las noches de Barcelona y máximas a lo largo de más de diez días por encima de los 40ºC siendo los peores valorados en Europa desde el verano de 2003.
Las altas temperaturas vividas y la situación del césped en el Estadi -el terreno de juego se encuentra unos ocho metros por debajo del nivel de la calle- han generado un estrés en la planta muy difícil de controlar. Esta situación ha generado una pérdida de densidad en el césped que se ha ido recuperando a lo largo de un mes de septiembre donde las altas temperaturas y valores de humedad nada beneficiosos para la germinación del césped han retrasado de manera sensible la recuperación del estado óptimo del césped del Camp Nou.
