El Barça de Flick, un campeón con alma, fútbol y resiliencia

El Barça de Flick, un campeón con alma, fútbol y resiliencia

El primer equipo masculino del FC Barcelona suma su 28ª Liga tras una temporada apasionante, en la que los azulgranas han demostrado que nunca rendirse tiene premio

El pasado jueves 15 de agosto se alzó el telón de la Liga 24/25. Desde entonces, han sido necesarios 273 días para conocer al campeón. Y un nombre se apunta a la larga lista histórica de esta competición: el del Barça de Hansi Flick.

El equipo azulgrana ha conquistado su 28º título de la competición nacional este jueves, tras ganar al Espanyol en Cornellà. Así pues, tras casi nueve meses intensos, el Barça se ha proclamado campeón con una gran demostración de personalidad y con un estilo de juego reconocible, que ha vuelto a enamorar al mundo. Un equipo que recibe elogios allá donde despliega su fútbol y que cierra el curso 24/25 tras levantar, también, la Supercopa de España y la Copa del Rey. Un triplete doméstico que, por cierto, es único en la historia del Club.

Pero lo más importante de todo es que lo ha hecho siendo fiel a una idea, a una forma, a un espíritu. El impulsor está claro, habla alemán y creyó en sus jugadores desde el primer día. Después, ellos mismos sacaron su mejor versión para volver a ser grandes campeones.

El arquitecto: Hansi Flick

Hansi Flick llegó a finales de mayo de 2024 con un reto inmenso. Heredó un equipo joven y prometedor, pero sin la experiencia necesaria. Un grupo con hambre, sí, pero quizás aún verde.

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En pocas semanas, Flick se ganó rápidamente el respeto y la confianza de la plantilla. Los jugadores se entregaron a su estilo y el entrenador aprovechó la juventud del grupo, y el liderazgo de los veteranos, para moldear un equipo campeón.

El alemán se ha convertido, así, en el quinto entrenador de la historia del Barça que, en su primera temporada, logra ganar la Liga y la Copa, después de Van Gaal, Guardiola, Luis Enrique y Valverde. No es poco.

La idea: disfrutar

El Barça ha tenido una identidad clara, ofensiva y valiente. No solo ha sido ganador, sino también divertido de ver. Un equipo alegre, dinámico, impredecible, que nunca se da por vencido. Puede ganar o perder, pero siempre cae con la cabeza bien alta. Es un conjunto con una voracidad brutal, que apuesta por el fútbol ofensivo. Una prueba de ello son los 97 goles marcados hasta ahora en Liga, una cifra que resume su carácter demoledor.

Flick, por tanto, ha conseguido crear un sistema de juego en el que el balón es el protagonista. Sus futbolistas no se conforman con tenerlo y, cuando pulsan el botón de activación, nada los detiene. Es un equipo polifacético, que ataca de todas las maneras posibles: a balón parado, por las bandas, por dentro, al contraataque o con una gran capacidad de asociación. También a través de sus individualidades.

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El tridente ha brillado con luz propia: Lewandowski (25 goles) ha liderado el ataque con su experiencia; Raphinha (18) ha firmado su mejor temporada como azulgrana; y el joven Lamine Yamal (8) ha confirmado que es una joya de presente y también de futuro. Pero no han estado solos en cuanto al gol: Ferran Torres (10 goles y 6 asistencias) y Dani Olmo (9 y 4), por ejemplo, han sido vitales, así como futbolistas como Fermín o, últimamente, Eric Garcia, que siempre han respondido con compromiso y calidad.

Los ejecutores: un vestuario unido

Una de las grandes señas de identidad del Barça campeón ha sido la apuesta firme por los jóvenes. Flick ha confiado sin reservas en su talento, como el de Lamine Yamal, Pedri, Gavi, Fermín, Cubarsí o Balde, y hasta siete jugadores del filial han llegado a debutar bajo las órdenes del alemán: Toni Fernández, Andrés Cuenca, Sergi Domínguez, Gerard Martín, Pau Víctor, Marc Bernal y Dani Rodríguez. Mención especial para Gerard Martín, que ha brillado con luz propia en los momentos en que se le ha necesitado, especialmente en estas últimas semanas con la lesión de Balde.

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Pero quizá lo que diferencia a este Barça de otros equipos campeones es su sentido de unidad. Ha sabido combinar juventud y experiencia, y todos han encontrado su lugar en un proyecto común. Mientras los jóvenes crecían a pasos agigantados, los veteranos daban ejemplo.

Lewandowski, por decir un nombre, ha demostrado que sigue siendo una de las grandes estrellas de Europa. O Iñigo Martinez, convertido en líder y referente, que ha vivido una segunda juventud y ha hecho una gran temporada en el eje de la defensa. Sin olvidar a Kounde, héroe de la final de Copa y fijo en el lateral, así como a Frenkie de Jong, que tuvo que superar una lesión para volver al equipo y mostrar su mejor versión. Tampoco hay que dejar de lado a Szczęsny que, tras retirarse después de la Eurocopa, recibió una llamada del Barça a raíz de la grave lesión de Ter Stegen y decidió volver a ponerse los guantes.

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Todos y cada uno de los integrantes del grupo, por tanto, han sido clave para dar solidez a un vestuario que es, por encima de todo, una familia.

El plan: nunca rendirse

Este Barça ha hecho del carácter su bandera. Con una mentalidad de hierro, ha sabido rehacerse en momentos complicados. Son prueba de ello las grandes remontadas que ya pasarán a la historia: un total de 9 en todas las competiciones. Seis de ellas en la Liga, incluyendo tres partidos en los que el equipo perdía por dos goles. Enfrentamientos épicos, como el 2-4 en el Metropolitano contra el Atlético, el 4-3 al Celta con gol de Raphinha en el último minuto o el reciente 4-3 al Real Madrid, resumen el espíritu de un grupo que nunca baja los brazos. 

Fuera de la Liga, quedarán para el recuerdo el partido contra el Benfica en la fase liga de la Champions (4-5), con un gol de Raphinha en la última jugada que remontaba un 4-2; o la final de la Copa del Rey, con gol de Kounde en la prórroga que daba el triunfo al Barça tras ir perdiendo 1-2.

Flick ha implantado una cultura de resiliencia que se ha hecho evidente en los momentos más difíciles de la temporada. Como, por ejemplo, cuando se atravesó una mala racha de resultados a finales de año, con solo una victoria en ocho partidos que hicieron perder el liderato. Lejos de hundirse, y pese a estar a 7 puntos del Madrid y a 6 del Atlético, el equipo resurgió con una fuerza imparable.

Así, 2025 está siendo espectacular, con 17 jornadas seguidas sin perder (15 victorias y dos empates). El Clásico de Montjuïc (4-3), con remontada incluida tras ir perdiendo 0-2, fue el que dejó prácticamente sentenciado el campeonato. Con el Atlético de Madrid descolgado de la lucha por el título, el Real Madrid quedaba a siete puntos por debajo con solo nueve en juego. El título era cuestión de días.

El resultado: grandes recuerdos y tres títulos

La temporada 2024/25 ya quedará grabada en la historia del Club como una de las más memorables. El Barça ha conquistado su 28ª Liga, además de la 32ª Copa del Rey y la Supercopa de España, firmando un triplete nacional histórico.

Además, uno de los datos que mejor definen la temporada es un pleno: 4 de 4 en los Clásicos. Ningún aficionado olvidará el vibrante 4-3 en Montjuïc, con remontada incluida, pero tampoco el recital en el Bernabéu en la primera vuelta (0-4). 

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Qué decir de la final de la Supercopa en Arabia, donde el Madrid también se adelantó pero acabó cediendo (2-5), o de la final de Copa en la Cartuja, una de las más emocionantes que se recuerdan. Cada duelo contra el eterno rival ha sido una declaración de intenciones: este Barça ha vuelto para competir y para ganar.

El futuro: seguir mejorando

Una temporada inolvidable… pero con una espina europea en la Liga de Campeones. Este ha sido el único lamento en un año mágico, que podría haber sido de ensueño si no hubiera sido por un último minuto fatídico en Milán. Fiel a su idea, el Barça logró remontar un 2-0 y colocarse 2-3 en el minuto 87, con un gol de Raphinha. Pero, en el añadido, y cuando solo quedaba un minuto para que el Barça se clasificara para la final de Múnich, Acerbi empató el partido y forzó la prórroga, donde Frattesi marcó el gol definitivo.

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Fue una eliminación cruel, pero también una muestra de la competitividad del conjunto azulgrana, que ha recuperado su lugar entre los grandes de Europa. Hará falta mejorar, es cierto, especialmente en defensa y en la gestión de los minutos clave, pero el margen de mejora de un conjunto tan joven es muy grande.

De momento, el Barça de Flick es más que un campeón: es un símbolo de trabajo, mentalidad indestructible, resiliencia y belleza futbolística. Un grupo que no se rinde, que emociona y divierte. Un equipo que ha vuelto a traer la sonrisa a su afición. Y esto acaba de empezar. El futuro del Barça nunca había sido tan prometedor.

Força Barça
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