Poca gente sabe que Ferrao estuvo a punto de fichar por el Gremio de Porto Alegre cuando tenía 17 años y comenzar una carrera como futbolista en un Club de primera de Brasil. Era el deseo de su padre, que llegó a ser jugador profesional en el Chapecoense. Pero Ferrao apostó por el fútbol sala porque siempre le había gustado más. "Era un deporte más dinámico y participaba más en el juego que en el fútbol, tocaba más balón", explica. "Fui a hacer la prueba con el Gremio un verano, pero a las 3 semanas ya tuve claro que no quería seguir y que me quería dedicar al fútbol sala", desvela.
Esta es una de las principales confesiones que ha hecho Ferrao durante un encuentro virtual con el equipo Alevín del Barça de fútbol sala organizada por el director formativo Jordi Torras. Durante la charla, Ferrao también ha hablado de su conexión con los Dracs; ha explicado que su mejor partido con el Barça fue la última final de Copa del Rey contra Jaén en Ciudad Real; ha escogido a Dyego, Sergio Lozano, Marcenio y Joselito como los jugadores con los que mejor se entiende en la pista; y ha reconocido que su sueño de niño era ser internacional con Brasil. Y una sorpresa más, hasta los 14 años no destacaba nada y ni se imaginaba que llegaría a convertirse en jugador profesional.
