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ENTREVISTAS MUNDIALES: JAVIER SAVIOLA (I)

El gol, el grupo y la locura del público argentino son los recuerdos perennes del exdelantero azulgrana en su primera y única cita mundialista: Alemania 2006

“Marcar un gol en el Mundial de Alemania 2006 fue tocar el cielo con las manos”, nos cuenta un nostálgico Javier Saviola. El exjugador del Barça, con cerca de 200 goles como profesional, nos describe con mucha pasión el tanto con La Albiceleste que se le repite constantemente en la cabeza. Pero en esta charla futbolística y de sentimientos, el bonaerense también recuerda la amistad del equipo y locura de público argentino en su primer y único Mundial que jugó con Argentina. 

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 Alemania 2006 fue su primera cita mundialista. ¿Qué se siente al jugar un Mundial con Argentina? 
Fue de las vivencias más importantes de mi carrera. Jugar una Copa del Mundo siempre fue mi sueño desde bien pequeño, y no tiene comparación con ninguna otra competición. Por suerte, en el 2006, de la mano de José Pékerman, que ya nos conocíamos, pude cumplir ese sueño que todo futbolista tiene. 
 
Además, pude disfrutar muchísimo cada segundo que estuve, puesto que teníamos una selección espectacular, con unos jugadores de una clase tremenda. Era un grupo unido que mezclaba gente con y sin experiencia. Por ejemplo, estaba Leo Messi. También era su primer Mundial, pero aún era muy chico. 
 
¿Qué supuso jugar una Copa del Mundo al lado de Messi? ¿Era presión añadida? 
Leo recién empezaba y no había tanta presión. No era un fijo en el once; Messi rotaba en la delantera de aquella selección. Era muy joven y lo introducían progresivamente en las alineaciones. Pero, estar con 18 años en un Mundial y hacer las cosas que hacía nos dimos cuenta de que era un jugador totalmente distinto. 
 
Sin duda que en aquel Mundial tenían delanteros con mucho nombre; también estaban Crespo o Tévez. ¿Cree que tenían suficiente pólvora para llegar lejos?
Sí, porque teníamos unos delanteros impresionantes, letales e increíbles. Podíamos rotar y la calidad no bajaba. Pero destacar que teníamos una competitividad sana dentro del grupo. Fue muy lindo. Te dabas cuenta de que estabas compitiendo con los mejores delanteros del fútbol argentino. Es lo que tenía aquella selección en Alemania: jugaba muy bien al fútbol, con unos delanteros con mucha pólvora.
 
Y teniendo en cuenta también los grandes nombres históricos en la delantera de Argentina como Kempes, Batistuta, Di Stéfano… ¿Fue más presión jugar un Mundial de delantero con Argentina?
Por cómo se vive el fútbol en el país, la presión de jugar un Mundial con Argentina recae en todos los jugadores que van, jueguen o no. Somos un país que respira fútbol todo el día; la gente te hace saber la historia que tiene la selección, y el hincha argentino está las 24 horas pensando en cómo va a alentar a su equipo, entonces, requiere que estés al nivel en todas las posiciones.
 
Es una motivación extra, ¿no? 
¡Claro! Tener un público que ves que se mueve en masa con tanta pasión, habiendo casos de gente que lo deja todo para ir al Mundial -su familia o todo el dinero que tiene- para poder alentar a la selección argentina, es una motivación espectacular. Motiva mucho a un jugador que la hinchada te acompañe continuamente. 
 
Podríamos afirmar que, en Argentina, el Mundial es más que fútbol. ¿Lo sintió así en Alemania? ¿El público argentino le trasladó su pasión sobre el césped?
Indudablemente que lo sentí. En 2006 me di cuenta del esfuerzo de la gente, de un país lleno de dificultades, para venir al campo a animar a la selección. Me di cuenta de la locura y de la ilusión que arrastra la selección argentina. 

En Alemania 2006 sentí la locura que arrastra La Albiceleste

Saviola

Y el éxtasis de la afición se eleva más con un gol. ¿Qué significó marcar con Argentina en su debut en un Mundial? 
Primero, el sueño es estar entre los convocados de Argentina en un Mundial, pero haber marcado fue la guinda; fue un cúmulo de sensaciones increíbles porque siempre había querido marcar un gol para la selección en una cita mundialista. Se dieron todos los alicientes para saber que ese fue uno de los goles más importantes de mi carrera. 
 
Y se besó la camiseta en la celebración. ¿Por qué? 
La camiseta de la selección argentina para nosotros es lo más importante. Besé la camiseta porque nací en un país donde todo el tiempo se está pensando en ser jugador de fútbol y donde la gente te hace saber el fervor y la pasión que tiene por este deporte. Porque para nosotros la selección es lo mejor que te puede pasar. 

En aquel estreno también recibió el premio de mejor jugador. ¿Le hizo ilusión?
Fue un cúmulo de cosas importantísimas durante ese día que jugué. Se dio todo en mi debut en un Mundial. Primero, el poder estar, después haber marcado el gol, luego recibir el premio y, además, que la selección ganase ante Costa de Marfil. En el torneo no hay margen de error y hacer un gol y que tu selección se beneficie, no podía pedir nada más. 
 
Sin duda que estaba siendo una experiencia alegre e inolvidable, pero entonces llegó Alemania. Se hizo buena la frase 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes.
(Se ríe) Es verdad. Caer ante Alemania es la espina clavada que tengo marcada en mi carrera; podríamos haber avanzado más rondas por la gran calidad del equipo que formamos. Pero se cruzó un equipo que tradicionalmente ha sido un hueso duro y difícil de romper en los Mundiales. Aquel 2006, Alemania también nos hizo la vida imposible. Fue un partido muy equilibrado donde quedamos fuera en los penaltis. 
 
¿Qué sentimientos le quedaron tras caer eliminado en aquella tanda de penaltis (4-2)? 
Me dio más rabia y me dolió muchísimo. Le disputamos aquellos cuartos de final de tú a tú a una selección candidata a llevarse la copa.

En aquel encuentro fue suplente. ¿Le hubiera gustado jugar? ¿Tener minutos en aquellos cuartos?
Todo el tiempo que jugué fue un privilegio. Estar en un Mundial, poder haber jugado y marcado un gol en una selección que tenía unos delanteros de un nivel y una clase espectacular fue increíble. Claro que me hubiese gustado jugar más, pero también sabia y respetaba el nivel que tenían mis compañeros.
 
Por la manera afectiva que describe a sus compañeros, ¿sintió que aquella selección era como una familia?
¡Claro! Éramos un grupo espectacular; formamos una selección de personas grandísimas. En Alemania existió esa unión: comer asados, compartir momentos muy lindos... No solo tengo en la cabeza la parte futbolística, sino también que en ese Mundial nos llevamos todos de manera espectacular. Disfruté de todo. Creo que la anécdota más linda, sacando lo futbolístico, es el grupo. Me lo llevaré como uno de mis mejores recuerdos.
 
Y tras esa eliminación de Argentina en un Mundial volvió a salir a la luz la relación amor-odio entre La Albiceleste y la Copa del Mundo, ¿no?
En Argentina el amor y odio están a la vuelta de la esquina (ríe); se llevan al límite. Con la selección pasa porque nacemos en un país donde siempre hay dificultades, pero el fútbol se vive continuamente al límite de lo bueno y de lo malo. Cuando pierdes ya sabes que el golpe será duro y complicado. 
 
¿Jugar el Mundial de Alemania le cambió la vida como futbolista?
Claro que me cambió. Es el sueño que tenía desde bien pequeño cuando empecé a jugar al fútbol. Fue lo más importante que me pasó como futbolista. Fue un momento único. Estar en un campo parado escuchando tu himno, saber que estás representando a 45-50 millones de personas y ser el elegido entre los 11 de tanta gente que está deseando estar allí fue lo mejor que me pasó en mi carrera.   

Marcar el gol en el Mundial de Alemania fue tocar el cielo con las manos

Saviola

Pasados 16 años de su último Mundial y con el de Catar 2022 a la vuelta de la esquina, supongo que le invaden los recuerdos. ¿Cuál le perdura aún?
Sigo teniendo en mi cabeza el gol que marqué en mi debut; no lo olvidaré nunca en mi vida. Lo tengo presente y se me repite la jugada continuamente en mi cabeza. Tanto de lo que fue el momento antes, el después, el festejo besando la camiseta, haciendo feliz a mi familia, a mis amigos y a toda la gente de Argentina. Fue tocar el cielo con las manos. 

¿Y, para terminar, un pronóstico para este Mundial 2022?
Apuesto por Francia, Argentina, Brasil y Alemania; de hecho, son las eternas candidatas. Pero, personalmente, quiero que Argentina se lleve este Mundial por Messi. Merece este trofeo, es el mejor jugador de la historia y este título sería la guinda para elevar al máximo su carrera, que nadie podría igualar.

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