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100 años de la inauguración del campo de Les Corts

Este 20 de mayo se cumple un siglo del primer partido en el antiguo coliseo azulgrana, un duelo que ganó el Barça ante el Saint Mirren escocés por 2-1

Estamos en 1922, cuando el estallido popular del apego por el FC Barcelona ha dejado pequeño el campo de la calle Industria, donde sólo se pueden ubicar unos 6.000 espectadores. El 8 de febrero, el fundador y presidente del Club, Joan Gamper, estampaba su firma en la escritura de compra de los terrenos de Can Guerra, en el barrio de Les Corts, donde debía construirse un nuevo estadio a la altura de la categoría de ese formidable equipo de la primera edad de oro del Barça. Once días después se procedía con la solemne ceremonia de colocación de la primera piedra del futuro campo de Les Corts.

En un tiempo récord, después de tres meses de duro trabajo con los rudimentarios medios de la época y trabajando día y noche, el campo de Les Corts era ya un hecho: el gran momento llegó el 20 de mayo de 1922, día de la solemne inauguración del nuevo estadio. Los aficionados barcelonistas tenían un doble motivo de alegría, dado que en el histórico evento se añadía la conquista del Campeonato de España ante la Real Unión de Irún por un contundente 5-1 seis días antes. De hecho, el FC Barcelona había llevado a cabo una temporada 1921-22 realmente apoteósica. Los Zamora, Torralba, Sancho, Samitier, Piera, Martínez, Alcántara y Sagi-Barba formaban la espina dorsal de un equipo extraordinario, campeón de Catalunya y de España que marcó una media de cuatro goles por partido y no perdió ningún partido de competición oficial.

Aunque las obras de construcción no estaban del todo acabadas, lo evidente era que "la catedral del fútbol" -como pronto fue conocido Les Corts- era uno de los mejores campos de fútbol de Europa. Obra de los arquitectos Santiago Mestres y Josep Alemany, el campo de Les Corts, que había costado oficialmente 991.984'05 pesetas, medía 112x70 metros y tenía su nivel de tierra 75 cm. por debajo de la primera hilera de espectadores, los cuales estaban separados del terreno de juego por una firme barandilla de madera, lo que dificultaba en gran medida la invasión del campo por parte del público. Dos salidas daban acceso al campo: una, para los jugadores, salía directamente de los vestuarios y correspondía al centro de la tribuna; la otra, reservada para los vehículos de mantenimiento del campo, salía de un córner y también servía para la entrada al terreno de juego de los guardias civiles a caballo que con frecuencia enviaba la autoridad para reprimir eventuales disturbios.

Las gradas tenían el día de la inauguración una capacidad para 22.000 espectadores, divididos de la siguiente forma:

  • Una gran tribuna cubierta, capaz para 1.300 personas, de 60 metros de largo, con una hilera de 32 palcos -256 espectadores-. En el centro geométrico se ubicaba el palco presidencial.
  • Dos tribunas descubiertas, denominadas preferencias, ubicadas una a cada lado de la tribuna cubierta, con capacidad conjunta para 1.456 espectadores.

  • Graderías de cemento armado en situación simétrica en la tribuna. Las cuatro primeras hileras, denominadas laterales, eran capaces para 935 personas, mientras que las 19 restantes (populares) lo eran para 4.560 espectadores.

  • Graderías en los terraplenes de las dos partes extremas del campo. Había respectivamente cinco y cuatro hileras de asientos de cemento armado a ambos lados, con una capacidad conjunta para 1.452 personas y para 12.000 espectadores las gradas de pie.

La magnificencia de todo ello gozaba al público barcelonista que llenaba las 22.000 localidades del campo de Les Corts aquel 20 de mayo de 1922. En el palco estaban todas las fuerzas vivas de la ciudad condal: el alcalde, Ferran Fabra i Puig, marqués de Alella; el presidente de la Mancomunidad de Catalunya, Josep Puig i Cadafalch; el gobernador civil, Severiano Martínez Anido; el capitán general de Catalunya y numerosos concejales, diputados en Cortes y diputados provinciales. En medio del terreno de juego se dibujaba un monumental escudo del Barça, trazado por Mariano Fortuny.

El kick-off del partido inaugural del campo de Les Corts lo hizo el alcalde Ferran Fabra i Puig. Se enfrentaron el FC Barcelona y el equipo escocés del Saint Mirren. Los británicos fueron derrotados por 2-1 (goles del escocés Birrel en propia puerta y de Alcántara) en medio de la euforia del apego barcelonista. Ese fue el once del Barça en ese histórico día: Zamora; Planas, Surroca; Torralba, Sancho, Samitier; Piera, Martínez, Gràcia, Alcántara y Sagi-Barba. La fiesta prosiguió al día siguiente con un nuevo enfrentamiento FC Barcelona-Saint Mirren, terminado con una nueva victoria barcelonista, esta vez por 1-0, con gol de Gràcia.

Las celebraciones se cerraron la noche de aquel 21 de mayo con una cena en el Restaurante del Parque (de la Ciutadella) a la que asistieron Joan Gamper; Joan Ventosa Calvell, presidente de la Confederación Deportiva de Catalunya; el barón de Güell, vicepresidente de esa misma entidad; Joan Vallès I Pujals, presidente de la Diputación de Barcelona; el concejal Josep Barbey; David Ormaechea, presidente de la Federación Española de Fútbol; Joan Estelrich, escritor y dirigente de la Liga Regionalista, y otras personalidades.

El nuevo campo de Les Corts era la excelsa culminación de una temporada, la 1921-22, apoteósica en todos los sentidos: el Campeonato de Catalunya se ganó después de marcar 63 goles en diez partidos y el Campeonato de España se logró con 21 dianas en cinco encuentros. No se perdió ni un solo partido en ninguna de las dos competiciones. Así pues, el momento era óptimo: El FC Barcelona vivía un momento de gloria y además acababa de inaugurar un nuevo y flamante estadio que era la admiración de todos.

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