Cien partidos gracias a una derrota

Cien partidos gracias a una derrota

Bruno Granell, jugador del Barça Rugby, llega a los cien partidos con la camiseta azulgrana. Una historia que empezó tras una derrota y que le llevó a jugar una final de Copa unos años más tarde

Siempre con una sonrisa por delante. Esta suele ser la carta de presentación de Bruno Granell, jugador del Barça Rugby, que este fin de semana disputará el partido número 101 como azulgrana.

Granell, lejos de ser un joven alocado, es un jugador que cualquier técnico lo querría en su plantel. No solo por su capacidad de adaptarse a buena parte de las posiciones de tres cuartos -incluso en la posición de 10, donde disputo su primer partido-, o por ser jugador de formación, sino por ser un buen compañero, capaz de hacer reír a los más jóvenes y de ser oyente y confidente de los más experimentados. Por lo que respecta a todo aquello relativo a fuera del campo, “creo que puedo unificar a todo el mundo”, asegura Granell, que no duda en reconocer que el Rugby no es su principal objetivo en la vida, pero sí un lugar “al que vengo a dar el máximo para disfrutar”.

Ante el Salvador, el de Sant Cugat llegó a la centena de encuentros con la zamarra azulgrana, mientras que mañana -ante el Bathco Rugby de Santander- romperá una barrera que pocos han logrado (el último fue Omar Miniño, actualmente baja por lesión, quién llegó a la cifra de 110 encuentros).

La fase de ascenso

Cabe destacar, que el camino de Bruno Granell en el Barça Rugby nace a partir de la derrota del “club de toda mi vida”, afirma el jugador catalán. “Tras perder esa fase de ascenso, Maño” -Ricardo Martinena, exentrenador del Barça- “me llamó y fue cuando dejé el Sant Cugat, el club en el que empecé”, cuenta Granell.

En ese partido, el Barça volvía a la máxima división estatal.  Bruno Granell renacía para dar el salto a la División de Honor y empezar una carrera que lo ha llevado a disputar una final de Copa hace menos de un año.

Recuerda con especial importancia su primer ensayo en División de Honor. Jornada cuatro. Barça - Pozuelo. Minuto 52. Balón interceptado por el veloz ala, que se escapa hasta la zona de marca. Demostración de potencia y velocidad. “El entrenador me recriminaba que no defendía bien porqué siempre intentaba ir al robo”, cuenta Granell entre las risas de un recuerdo especial por ser el primer ensayo, pero también por ser una historia que le da la razón ante un entrenador.

Tras esa marca, el de Sant Cugat pasó a ser titular indiscutible del equipo culer. Cien encuentros más tarde (96 de liga y 4 de Copa), el catalán solo ha sido suplente en 2 ocasiones: sus dos primera convocatorias con el Barça. Des de entonces: siempre titular.

En cuatro de sus cinco temporadas en primera división ha disputado, como mínimo, el 94 por ciento de los minutos (esta temporada carga en sus piernas con el 96,9% de los minutos posibles). Eso implica más de 1.600 minutos por temporada.

A pesar de los datos, Granell reconoce que “hace unos años no había tanta competitividad, era más fácil ganarte el puesto. Ahora que estamos rodeados de jugadores como Bautista Güemes, Martín García, Franco Velarde, etc. la cosa se complica”.

Lo bueno: la Copa; lo malo: família y la moto

Puede que por casualidades de la vida o porqué así lo quiso el destino, en el partido más especial para él hasta el momento, Granell anotará un ensayo parecido a su primera marca. Final de la Copa del rey 2019. Barça – Alcobendas. Minuto 57. Una intercepción que acaba en una marca que ponía a los de Sergi Guerrero a un solo punto del conjunto madrileño y que sería el preludio de la remontada frustrada, en el último minuto, de los azulgrana. “En ese momento no te lo crees, solo sabes que está pasando y piensas en plantar ese balón”, explica Granell que una de las primeras cosas que hizo tras el fatídico pitido final fue abrazarse a sus padres y a su pareja, Gal·la, que, así como lo fue para Dalí, es una pieza fundamental en la historia del jugador centenario: “cuando acabó el partido nos dimos cuenta de que, a pesar de haber perdido, habíamos conseguido algo importante. Nadie se esperaba eso del Barça. La familia me felicitaba, pero yo solo quería agradecerles todo el apoyo que me han dado. Mis padres han sido vitales para que continuara en momentos de dificultad y Gal·la; bueno Gal·la es la que me aguanta, la que sin poner ni un “pero” se ha adaptado a mi estilo de vida. Lo único que puedo hacer yo es agradecérselo”.

Como toda pasión, el rugby “amateur” requiere sacrificios. Horas de entrenamiento, viajes cada quince días, partidos casi cada semana… “Dejas muchas cosas por este deporte, por estar aquí viviendo todo esto”, asegura Granell, quien reconoce tener una espina clavada por no poder disfrutar más de la familia y de su moto.

Un futuro largo en el rugby

Con 27 años, las expectativas de futuro del profesor de la escuela Santa Isabel de Sant Cugat no se rebajan para nada: “no te negaré que quiero estar luchando por la liga, no sé si conseguiremos ganar un título algún año, pero creo que debemos llegar, en un futuro no muy lejano, a una semifinal”. Eso sí, para seguir, Granell necesita que “las cosas me sigan ilusionando”. Si eso sucede habrá Bruno Granell “hasta los 150, 200 o los partidos que me aguanté el cuerpo”.

Força Barça
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