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EN PRIMERA PERSONA: Brandon Davies

El jugador del Barça de baloncesto escribe en fcbarcelona.es una carta dirigida a los aficionados explicando su vertiente más personal y repasando sus primeros meses en Barcelona antes del tercer Clásico del curso

El de este domingo será el tercer Clásico del curso y el primero con nuestra gente. Será muy especial porque el Palau siempre nos da mucho apoyo y los culés me han dado una gran bienvenida desde el primer día. Significan mucho para mí. Prepararemos el partido con el gran objetivo de conseguir la primera victoria de la temporada contra ellos. La vida me ha enseñado que hay que luchar y darlo todo en cada momento.

Y es por ello que actualmente disfruto de mi día a día en Barcelona, ​​una ciudad magnífica con una comida brutal y con gente muy cercana que me ha acogido con mucho cariño desde el primer día. Era el 4 de julio y cogí un vuelo directo desde Uganda, donde estaba con la selección, para vivir mi primer día como azulgrana. ¡Y menudo día! Ya pude sentir el calor de los aficionados y de los más pequeños en el parqué del Palau.

Desde entonces sólo hago que trabajar para intentar alcanzar los objetivos del equipo. Me gusta hablar con el entrenador para mejorar y no perder la ética de trabajo y me quedo después de los entrenamientos lanzando a canasta. Tenemos grandes jugadores, pero lo que más valoro: enormes personas que siempre están ahí para ayudarte. Sabemos que con nombres no se ganan títulos, tenemos que ir todos a una. Con quien más comparto sensaciones y comentarios sobre movimientos, jugadas y acciones de los partidos es con Nikola Mirotic, qué pedazo de persona... Siempre tiene tiempo para todos.

Para vosotros soy Ramb0, un nombre que me gusta y me hace gracia. Quién lo iba a decir, cuando un miembro del staff me puso este nombre a la pretemporada, que terminaría sirviendo para que mucha gente me llama así. Creo que es un nombre bien buscado porque me identifico con este alter ego en cuanto al espíritu de lucha constante.

Y es que mi infancia no fue del todo fácil y esta lucha constante me la mostró desde pequeño mi madre. Nací en Philadelphia y a los dos días de vida, mi madre biológica, que entonces tenía 16 años y de la que no he sabido nada nunca más, me dio en adopción a mi madre, Linda Kathleen. De mi madre biológica sólo conozco el nombre, pero al fin y al cabo ella hizo lo mejor para mi vida.

Linda es una supermujer, lo ha dado todo para mí y para mis dos hermanos, también adoptados. Ella viajó de Utah a Philadelphia para formalizar la adopción y después volvimos a Provo (Utah), a unos 80 kilómetros al sur de Salt Lake City, donde pasé mi infancia y adolescencia. Un año antes de venirme a buscar, Linda había adoptado otro niño, Stephen, que murió. Ella pensó que la familia no estaba completa y me adoptó a mí. Nunca se rinde.

Mis hermanos, Heather y Shawn, son mayores que yo y nacieron en la India. Las fotos de familia son graciosas porque soy mucho más alto que ellos: yo hago 2,08m y ellos 1,50m y 1,70m respectivamente. Cuando vamos por la calle a veces la gente nos mira, pero me encanta mi familia. Nos vemos a menudo, ya que mi madre suele venir con mi hermana por vacaciones o cuando se lo pueden combinar en el trabajo. Me encanta compartir ratos juntos hablando, aunque no hacemos nada en especial. Además, después de cada partido nos solemos llamar con mi madre si no es muy tarde. A ella le gusta especialmente escuchar a sus nietos.

¿Sabías, sin embargo, que en un principio jugaba a soccer?

Empecé jugando a soccer al Provo. Teníamos muy buen equipo y yo era bastante más alto que mis compañeros pero era bastante rápido. Después de hacer pruebas para acceder pasé a jugar en el Utah Rangers FC. Pero al final tuve que dejar el fútbol porque era mucho más alto que el resto del equipo y perdí rapidez. Además, estaba cansado del fútbol, ​​porque pasé de delantero a portero y me aburría mucho bajo palos. Todos los amigos jugaban a baloncesto y entré en el equipo, donde jugaban mis amigos pero me sacaron del primer equipo. Más allá de rendirme o de dejar el baloncesto desde entonces me dedico a trabajar duro y cada verano intentar alcanzar el nivel del resto de jugadores.

Y es así como he ido creciendo como jugador y superándome. Aunque no es escogido en el Draft de la NBA en 2013, después llegó la oportunidad de la NBA -Los Ángeles Clippers, Philadephia 76ers y Brooklyn Nets)-, pero con contratos por días y esto suponía mucha presión. Así que el salto al baloncesto europeo supuso un reto, sobretodo incertidumbre al ser mi primera experiencia fuera de mi país. Élan Chalon (Francia), Pallacanestro Varese (Italia) y Mónaco sirvieron para terminar de formarme como jugador y adquirir experiencia en Europa.

Diferentes ligas y países que me permitieron dar el salto al Zalgiris con Sarunas Jasikevicius en el banquillo. Fueron dos años increíbles en los que pude alcanzar un gran nivel gracias a un gran equipo de jugadores y al Saras, un gran profesional que me habló muy bien de Barcelona. Y es que es una ciudad espectacular. Además, en la zona del Turó Parc donde vivimos con mi mujer e hijos es muy tranquila.

Barcelona también me ha permitido conocer el fútbol de la mano de un gran equipo como es el FC Barcelona. Disfruté como un niño pequeño en el Barça-Borussia Dortmund del Camp Nou hace pocas semanas. Practico la religión mormona. Aquí en Barcelona hay un buen espacio para practicarla cuando no me coincide con los partidos.

Lenzie, mi mujer, y yo nos conocimos en Provo, teníamos amigos en común y ha sido uno de los pilares de mis éxitos. No os voy a engañar. Ella también tuvo un gran peso en la decisión de fichar por el Barça. Tenía otras ofertas, pero la llamada de Nacho Rodriguez explicándome el proyecto y que yo era una parte importante de este me convenció. Además, a mi mujer le atraía la ciudad. Como dice el dicho, "Happy wife, happy life" ("Mujer feliz, vida feliz"). Además, tenemos dos hijos maravillosos que vienen a los partidos siempre que pueden y juegan con los del resto de jugadores.

Otro de los aspectos que me gusta es cuidarme mucho el cuerpo. Antes de cada partido me gusta seguir una rutina. En los partidos de casa me gusta comer pancakes, huevos y bacon para desayunar. Siempre llego temprano al Palau para estirar bien y poder hacer un buen calentamiento con los auriculares puestos escuchando hip hop, o rap como Drake, reggeae como Bob Marley y también una mezcla de diferentes estilos. Esto me hace sentir como si fuera el único del pabellón.

Cuando terminan los partidos utilizo máquinas para recuperarme en el camino de casa, así como hielo. Jugamos muchos partidos en la temporada y, aunque en algunas ocasiones los compañeros se ríen de ello, quiero estar siempre en las mejores condiciones. Para mí cada día es un reto. Y actualmente estoy aprendiendo español a través de diversas aplicaciones para el móvil. También tengo ganas de aprender catalán cuando tenga el castellano más o menos fluido, ya que me han comentado que son similares. ¡De hecho, ya tengo mi ‘caganer’ gracias a Pierre Oriola!

Nunca me gusta perder de vista mis inicios.

Me considero un hombre muy sencillo, marido, padre primero y después jugador de baloncesto.

¡Vamos Barça, vamos Palau!

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