El Barça en democracia (1978-2003)

El Barça en democracia (1978-2003)

Tras muchos años de lucha, con la conquista de la democracia, el Barça pudo instaurar por fin un sistema de elección presidencial basado en el sufragio universal, libre y secreto. Las elecciones de 1978 fueron las primeras plenamente democráticas.

Con anterioridad incluso a la muerte del dictador, el presidente Agustí Montal i Costa había pedido públicamente la democratización y descentralización de las estructuras del fútbol español. La decidida apuesta por la democracia hecha por el presidente Montal, tanto dentro del Club como en el conjunto de la sociedad, lo empujó a ceder la presidencia interina a Raimon Carrasco una vez agotado su mandato en diciembre de 1977. Montal daba un paso al costado para no influenciar el proceso electoral, declarando que no se decantaría públicamente por ninguna de las candidaturas.

El único objetivo de la presidencia de Raimon Carrasco sería pues organizar las primeras elecciones democráticas en el seno de la entidad. Esto es, con sufragio universal directo, voto secreto, candidaturas, campaña electoral y total transparencia. A pesar de los intentos de la junta para ampliar el sufragio a los mayores de 18 años, la medida no fue autorizada y el censo quedaría restringido a los socios y socias mayores de 21 años y con una antigüedad superior a los cuatro años. En total 53.688 electores fueron convocados el sábado 6 de mayo de 1978.

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Cartel institucional de las elecciones a la presidencia del FC Barcelona 1978 obra de Tísner. – ES CAT-AFCB-11353.

La conquista de la democracia

La campaña electoral fue muy tensa y no fue ajena a la situación general de un país en pleno proceso de Transición, en el que todo se analizaba a través del prisma de la política partidista. Una decena de precandidatos iniciaron la carrera preelectoral de los cuales sólo cinco obtuvieron los avales necesarios: Joan Casals (1.887 firmas), director de una agencia de viajes; Nicolau Casaus, empresario textil y persona de mucha relevancia en el ámbito de las peñas desde los años 40 (2.323 firmas); Josep Lluís Núñez, empresario inmobiliario (3.404 firmas); el empresario y sociólogo Ferran Ariño, perteneciente a la junta saliente (3.625 firmas); y por último el publicista Víctor Sagi, hijo del exjugador Emili Sagi-Barba y sobrino de la primera mujer directiva del Barça, Anna Maria Martínez Sagi, que partía como favorito al recibir 3.683 firmas. Sin embargo, Sagi abandonó el proceso aduciendo que la multitud de candidaturas no haría sino fragmentar el barcelonismo y debilitarlo.

Los ejes de la campaña fueron, principalmente, el estado de la economía del Club, enderezar el rumbo deportivo del equipo de fútbol, la regeneración interna y evitar injerencias políticas y de los poderes económicos dentro de la entidad. El debate de fondo estaba en qué papel debía tener el Barça más allá de su carácter deportivo. Parte de la masa social se alineaba con los postulados del “més que un Club” del discurso de Montal ante la asamblea de 1977, según el cual «Cuestionar la representatividad extradeportiva del Barcelona y condicionarla a perder o ganar campeonatos es mezclar la gimnasia con la magnesia y atentar contra la misma esencia de una entidad que, a través de un comportamiento histórico de lealtad, se ha ganado el título de institución catalana». Por su parte, otra parte del barcelonismo se inclinaba por evitar cualquier connotación extradeportiva del Club. Ahora que se habían recuperado las instituciones y que se caminaba hacia la normalidad de un régimen de libertades -opinaban- había que dar prioridad al hecho deportivo y hacer crecer el patrimonio y la base social para conseguir “un Barça triunfante”. Todo esto sin perjuicio de la catalanidad del Club.

La candidatura de Josep Lluís Núñez atrajo elementos de otras candidaturas, consiguió apoyos explícitos de grandes figuras del barcelonismo y supo pactar con la candidatura de Joan Casals. Todo esto dio a Núñez la victoria por un escaso margen de 800 votos. Con una participación del 49% obtenía 10.352 votos, por delante de los 9.537 de Ariño y los 6.202 de Nicolau Casaus.

La construcción de un Barça triunfante

Josep Lluís Núñez i Clemente llegaba a la presidencia del FC Barcelona con un discurso rupturista respecto a la época anterior, basado en una gestión cuidadosa de la economía y del patrimonio como medio para conseguir el éxito deportivo. Con Núñez se ponía punto final a una saga de presidentes del FC Barcelona vinculados tradicionalmente con la industria textil. Entre los partidarios del nuevo presidente hizo fortuna la expresión "romper el porrón", para referirse a este hecho.

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Retrato institucional de Josep Lluís Núñez como presidente del FC Barcelona (1978-2000).

Las primeras medidas que adoptó el nuevo presidente fueron ofrecerle la vicepresidencia a Nicolau Casaus para integrarlo a su consejo directivo, ampliando así su base, y escribir una carta dirigida a los socios para esbozar sus principales ejes de actuación. Los inicios de su mandato se caracterizaron por el saneamiento económico de las cuentas, al crecimiento patrimonial (ampliación del Camp Nou, construcción del Miniestadi y del Museo, inauguración de la residencia de futbolistas en La Masía) y por el crecimiento fulgurante de la masa social, llegando a romper la barrera de los 100 mil socios. En el plano deportivo, la inestabilidad era la tónica dominante aún y algunos buenos resultados y la llegada de las grandes estrellas del momento como Simonsen, Schuster o Maradona.

Otra de sus medidas fue la reforma de los estatutos adaptándolos a la nueva Ley del Deporte aprobada en democracia. Estos nuevos estatutos declaraban que FC Barcelona era una asociación privada de carácter cultural y deportiva sin ánimo de lucro. En su capítulo II-artículo 6.º, relativo a los derechos de los socios, se enuncian los derechos de conocer las actividades y examinar la documentación del Club (punto 4.º), el derecho a expresarse libremente ante los órganos de la entidad (punto 5.º) y a ser electores y elegibles para los órganos de representación. La sección 3.ª disponía que la elección del presidente se llevaría a cabo mediante el sufragio directo, libre y secreto de los socios y socias mayores de 18 años, estableciendo la duración del mandato en cuatro años y siendo reelegibles los miembros del consejo. Se regulaba pues la plena participación política de los socios en la entidad y la fiscalización de la tarea de gobierno.

El presidente fue reelegido automáticamente en 1981 (la convocatoria electoral se avanzó para no hacerla coincidir con la celebración del Mundial 1982) y en 1985. En ambos casos las elecciones no se llegaron a celebrar al no presentarse ninguna candidatura alternativa.

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Memoria de gestión del FC Barcelona 1978/79. – ES CAT-AFCB-MG19781979

Aún y así, sí existían voces críticas con la gestión de Josep Lluís Núñez. Parte de la oposición a la junta se articuló alrededor del Grupo de opinión barcelonista (GOB), que el 31 de octubre de 1986 publicaba a la prensa un “Manifiesto Azulgrana” en el cual plasmaban su descontento con una presidencia que -según entendían- estaba desvirtuando el barcelonismo como movimiento. A esto se añadió el llamado “Motín del Hesperia”. El 28 de abril de 1988 en el marco de un conflicto de carácter interpretativo sobre las obligaciones contractuales y tributarias entre la plantilla y la dirección del Club, los jugadores del primer equipo y su entrenador hacían una rueda de prensa en el Hotel Hesperia de Barcelona haciendo público un comunicado en el que pedían la dimisión del presidente. El fondo personal Antoni Muntañola y Tey -secretario de la junta de la época- conservado al archivo del Club reúne toda la documentación relativa a este hecho.

El consejo directivo se vio obligado a dar un golpe de timón a su gestión deportiva, y la opción elegida para llevarla a cabo fue el fichaje de Johan Cruyff como entrenador-manager deportivo y acometer una amplia renovación de la plantilla. La Masía empezaba a dar los primeros frutos con jugadores que se consolidaban al primer equipo como Amor, Ferrer, Sergi, Milla o Guardiola. Los canteranos se combinaban con fichajes de primera línea mundial, como Ronald Koeman que llegaría la temporada siguiente, y se instalaba un nuevo sistema, un estilo Barça desde los más pequeños hasta los profesionales.

Reelección y plenitud

Las siguientes elecciones a la presidencia del FC Barcelona estaban convocadas el 1 de abril del 1989 y esta vez sí existía una oposición más articulada. De la media docena de precandidaturas al final sólo dos salieron adelante: la de Josep Lluís Núñez y la de Sixte Cambra, empresario vinculado al mundo del tenis que logró integrar a la candidatura del exjugador Josep Maria Fusté y recibir el apoyo de los integrantes del GOB.

Durante la campaña la candidatura de Núñez hizo valer la carta de su década de gestión al frente del Club. "Nosotros, Realidades" era su lema. Una memoria sobre los 10 años del mandato de Josep Lluís Núñez publicaba sus hitos: 30 mil nuevos socios, 76 títulos, superávit de 2.600 millones y un patrimonio que había pasado de los 13 a los 2.571 millones en solo diez años, aparte de las ampliaciones del estadio, la construcción del Mini y la inauguración del Museo. A esto se añadía la promesa de independencia ante los poderes políticos, económicos y mediáticos. Sixte Cambra, por su parte, prometía un “cambio de estilo” y se centraba en tres ejes: el deportivo quería promocionar la presencia de la mujer, las secciones y el olimpismo; en cuanto al económico, apostaba por la transparencia y en el plano social por potenciar el papel catalanista del Club, la limitación de mandatos e impulsar la participación directa de los socios en la gobernanza de la entidad mediante referéndums. A la jornada electoral celebrada en el Miniestadi, Núñez se impondría a Sixte Cambra por 25.441 votos a 17.609.

La presidencia de Josep Lluís Núñez iniciaba su periodo más exitoso. Se ponían las bases para la construcción del Dream Team. Con la dirección técnica de Cruyff las ligas se encadenaban y llegaría finalmente la soñada primera Copa de Europa. La entidad se globalizaba y al éxito económico lo seguiría -ahora sí- el éxito deportivo. La Fundación daba sus primeros pasos, empezaba la planificación de una ciudad deportiva y se remodelaba el estadio.

En cuanto a los órganos de gobierno del Club, en los nuevos estatutos aprobados en 1992 reaparece el Senado como órgano colegiado de carácter consultivo formado por los mil socios más veteranos, siendo recuperado en 1989 tras la experiencia de los 60. También se crea la figura del síndico del socio. Órgano unipersonal e independiente de la junta con la misión de asistir, asesorar y defender al socio ante cualquier duda, queja o problema relacionado con el Club. Paralelamente, los mandatos de la junta se amplían hasta las cinco temporadas, a contar entre el 1 de julio y el 30 de junio.

Núñez pudo ser reelegido el 7 de enero del 1993 sin pasar por las urnas ante la falta de adversarios, pero cuatro años después se volvió a formar una candidatura opositora.

El final de una era

A las elecciones del 1997 se llegaba con un ambiente enrarecido en el seno de la entidad. La contundente derrota en la final de Atenas de 1994 marcó el traumático final de una de las mejores generaciones de futbolistas del Club. A la renovación de la plantilla se sumó la salida de Johan Cruyff del banquillo y la polarización de la masa social.

En un principio los precandidatos, además del presidente, fueron tres: Àngel Fernández, empresario inmobiliario; Jaume Llauradó, presidente del Foro Samitier y el abogado Josep Oriola. Los tres, acabaron uniéndose en una misma candidatura que encabezó Fernández. La limitación de mandatos e implicar al socio en la gobernabilidad del Club fueron sus apuestas principales. La jornada electoral fue el 27 de julio, de nuevo en el Miniestadi. Josep Lluís Núñez se imponía sobradamente por 24.025 votos contra 5.209 de Fernández diecinueve años después de su primera victoria.

A pesar de la amplia victoria, pocos meses después de las elecciones la oposición, organizada alrededor de la plataforma Elefant Blau, promocionaba un voto de censura contra la junta directiva. Encabezada por Joan Laporta i Sebastià Roca, la apoyaban un buen número de personalidades barcelonistas, como Agustí Benedito, Armand Carabén, Albert Perrín o Alfons Godall. Denunciaban falta de transparencia por parte de la junta, el incremento de la deuda, unos supuestos intentos de privatización que ponían en peligro el modelo de propiedad de la entidad y la recuperación de la personalidad del Club, tanto la deportiva como la cívica asociada al “més que un club”. La iniciativa salía adelante y el voto de censura se celebraba el 7 de marzo de 1998 con el resultado de 24.863 votos en contra (61,5%) frente a los 14.358 (35,5%) partidarios de deponer a la directiva. La iniciativa fracasaba, pero el Elefant Blau se afianzaba como polo opositor.

Josep Lluís Núñez intentó dar un nuevo impulso a su sexto mandato. Se buscó la renovación deportiva con la contratación de Louis van Gaal para el banquillo del primer equipo, se estudiaron nuevas líneas de negocio y de expansión patrimonial. Además, se encaraba la exitosa celebración del Centenario de la entidad a lo largo de la temporada 1998/1999. Con todo, el desgaste ya era demasiado y Josep Lluís Núñez dimitía como presidente del FC Barcelona al final de la temporada 1999/2000 después de veintidós años de presidencia.

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Durante la temporada 1998/1999 se celebró el Centenario del FC Barcelona con multitud de actos. El diseño del cartel fue encargado al artista Antoni Tàpies.

La presidencia de Joan Gaspart

Las elecciones a la presidencia debían celebrarse el 23 de julio de 2000 y serían unas elecciones especiales. El Barça tendría un nuevo presidente después de dos décadas.

Los críticos a un posible continuismo era muchos y muy variados. Existían unas plataformas y grupos de opinión de largo recorrido de entre los cuales hay que mencionar el ya conocido Elefant Blau encabezado por Joan Laporta entre otros, la Associació pel futur blaugrana con Joan Castells, la Plataforma Força Blaugrana de Carles Tusquets y Josep Martínez-Rovira y el Foro Samitier de Jaume Llauradó. Otras personalidades del barcelonismo como Àngel Fernández o Josep Mª Minguella también se postulaban como precandidatos. De entre los integrantes de la junta, todo apuntaba al empresario hotelero Joan Gaspart, vicepresidente con Núñez durante sus veintidós años de mandato, como el probable candidato.

La proliferación de precandidatos los condujo a emprender un proceso de convergencia de la oposición en pos de una candidatura unitaria, mientras que Joan Gaspart intentaba incorporar elementos de la misma oposición para conseguir una candidatura transversal e integradora e iniciar una nueva etapa. Finalmente se configuraron dos únicas candidaturas. Por un lado, el grueso de los rupturistas se alineó con la candidatura de Lluís Bassat, publicista de gran prestigio. De otra, Joan Gaspart con el apoyo de la junta, supo atraer e integrar a Joan Castells, Àngel Fernández, Jaume Llauradó y Gabriel Masfurroll.

Bassat se presentó a la campaña con un eslogan muy directo: "Hagamos el mejor Club del mundo". El suyo era un discurso racional y analítico basado en la planificación, la gestión eficiente, la regeneración interna y con una firme dirección deportiva en manos de especialistas. Gaspart apostó por un mensaje directo, de orgullo barcelonista, y apelando a la "Pasión por el Barça". La expectación de la campaña fue enorme por la máxima igualdad de las encuestas y también por un elemento externo: la posible salida del equipo de Luis Figo con destino al Real Madrid. Como prueba de la expectación que levantó la campaña, el debate electoral televisado entre los dos candidatos emitido por TV3 el 17 de julio de 2000 contó con una audiencia de más de un millón de espectadores y de una cuota de pantalla superior al 20%.

Joan Gaspart y Solves obtendría la victoria al lograr 25.181 votos frente a los 19.791 de Bassat, convirtiéndose así en el nuevo presidente del FC Barcelona. Pero su mandato estaría marcado por la inestabilidad deportiva e institucional, siendo los puntos más destacados de su presidencia los éxitos de las secciones y la colocación de la primera piedra de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, el 11 de diciembre del 2000. Finalmente, y ante la posibilidad de tener que hacer frente a un nuevo voto de censura, Joan Gaspart renunciaba a la presidencia el 12 de febrero de 2003, cediéndola interinamente a Enric Reyna i Martínez con el encargo de organizar la elección de un nuevo presidente.

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Joan Gaspart preside el acto de colocación de la primera piedra de la Ciudad Deportiva de Joan Gamper el 11 de diciembre de 2000. – ES CAT-AFCB-10042-01-31 / Fondo Horacio Seguí. © FC Barcelona / Autor: Horacio Seguí.

 

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