El Barça, históricamente resiliente

El Barça, históricamente resiliente

La crisis por el coronavirus es uno de los momentos más difíciles que habrá tenido que afrontar el Club en sus 120 años de historia, pero ya ha superado otras circunstancias muy complejas y siempre ha resurgido más fuerte

No se le escapa a nadie que las circunstancias a las que está llevando el coronavirus interpelan sobre cómo salir de momentos especialmente complicados. Es obvio que no será fácil, tanto por la intensidad como por la novedad del reto al que se enfrenta el Barça en particular y toda la industria del deporte en general, sin olvidar que, por encima de todo, esta es una crisis sanitaria que está golpeando la vida de muchas personas y que la salud es lo que más importa. La prioridad del Club está siendo preservar la salud de sus socios, peñistas, aficionados y empleados, pero la responsabilidad de los dirigentes y de los gestores de la Entidad, paralelamente, es encontrar también soluciones para paliar los efectos económicos que está provocando la pandemia que ha paralizado el deporte mundial.

Dicho esto, es evidente que en su larga historia, el Barça las ha visto de todos colores y se ha enfrentado a retos muy complicados que incluso han comprometido su supervivencia, pero ciertamente siempre se ha salido y por esto ya acumula 120 años de historia. En esta historia encontramos ejemplos de una enorme capacidad de resiliencia, de adaptación a circunstancias difíciles, y finalmente de recuperación, de superación de las dificultades. Ha habido momentos en que incluso estaba amenazada la existencia del Club, pero siempre se encontró la manera de asegurar la continuidad. Veamos tres momentos trascendentales.

1908. A punto de desaparecer, pero renace con un campo nuevo

El primer momento crítico en la historia del Club llegó muy pronto, en 1908. La entidad sólo tenía nueve años de vida, y el empuje de muchos de los fundadores se iba apagando. No era un fenómeno específico del Barça, sino que sucedía en muchos de los clubes barceloneses que habían nacido en el cambio de siglo. Los fundadores habían creado el Club para jugar al fútbol, ​​pero se iban haciendo mayores, y ahora había que encontrar quien no sólo quisiera jugar, sino también gestionar el Club. La crisis se concretó en una pérdida de socios, y se llegó a convocar una asamblea para acordar la disolución del Club.

Era diciembre de 1908, cuando quedaban sólo una treintena de socios. Fue entonces cuando Joan Gamper, que a pesar de ser fundador nunca había ocupado la presidencia, intervino en aquella asamblea para decir que no se podía dejar morir el Club, y se ofreció a salvarlo aceptando la presidencia. La decisión de Gamper fue vital. Fue a buscar casa por casa los antiguos socios y los convenció de que era posible salir adelante. Y no sólo eso, porque el nuevo empuje liderado por Gamper supuso, de hecho, un salto adelante en la vida del Club, que se institucionalizó. Superando aquella crisis, el Barça dio un salto adelante que se concretó rápidamente con el campo de la calle de la Industria, inaugurado sólo tres meses más tarde de aquella asamblea que debía disolver la Entidad.

La directiva del FC Barcelona en 1908-09 (ARCHIVO)
La directiva del FC Barcelona al 1908-09 (ARXIU)

1925. La inédita experiencia de un club clausurado gubernativamente

En la historia del Barça el período de 1918 a 1929 se conoce habitualmente como la primera Edad de Oro. El equipo lo ganaba todo y la Entidad dio un nuevo salto adelante y triplicó los socios en poco tiempo, al tiempo que construyó el estadio de las Corts, en 1922. A pesar de esta dinámica tan positiva, la vida del Club sufrió un bache que nadie podía imaginar. En 1925 se organizó un partido amistoso entre el Barça, como campeón de Catalunya, y el Júpiter, campeón de la segunda categoría.

El enfrentamiento se hacía como homenaje al Orfeó Catalán y no se podía prever ningún problema. La cuestión es que fueron invitados al campo una unidad de la marina británica que estaba en el puerto, que en deferencia a la invitación interpretó el himno británico y el himno español. El primero fue aplaudido respetuosamente, pero el segundo fue recibido con una sonora pitada, ya que el público lo asociaba a la Dictadura de Primo de Rivera, que entre otras cosas había disuelto la Mancomunidad de Catalunya.

La reacción de las autoridades fue la clausura de la actividad del Club durante seis meses. El golpe era muy duro, con las oficinas cerradas, sin los abonos de las cuotas de los socios, con el campo clausurado y sin actividad deportiva. Sin embargo, el Barça superó la situación. Por un lado, porque los socios se mantuvieron fieles a la Entidad, los jugadores tampoco la abandonaron, y finalmente porque la mayoría de clubes catalanes quisieron ser solidarios con el Barça, y aplazaron el inicio del Campeonato de Catalunya hasta el final del período de suspensión. Por todo ello, el Club superó el cierre y siguió su dinámica de éxitos deportivos.

Los guardias civiles en la entrada del campo (Archivo)
Los guardias civiles en la entrada del campo (Archivo)

1936-1939. La supervivencia a pesar de la guerra

El tercer momento en que peligró la supervivencia del Club fue más largo, y es el de la Guerra Civil de 1936-1939. El primer golpe duro fue la muerte del presidente Suñol a manos de soldados franquistas los primeros días del conflicto, al tiempo que el Club tuvo que ser intervenido por sus trabajadores para evitar que fuera colectivizado por un sindicato ajeno.

La guerra supuso la reducción drástica de las competiciones y provocó también la pérdida de más de la mitad de los socios, que se marchaban al frente o no tenían posibilidades económicas. Sin ingresos regulares era muy difícil mantener un equipo profesional. En estas circunstancias tan difíciles un empresario catalán residente en México ofreció un contrato para disputar varios partidos en México, que luego se prolongaron con otros en Estados Unidos. Aquella gira americana del verano de 1937 generó unos ingresos que se depositaron en el regreso a París, y que fueron fundamentales para la reanudación del Club al terminar la guerra. Además, el Barça también se salvó gracias a los socios que fueron fieles hasta el final del conflicto y por los trabajadores y directivos que mantuvieron la continuidad institucional, a pesar de la decadencia de la actividad deportiva causada por la guerra. Todo esto permitió que, a pesar de tenerlo todo en contra, en 1939 el Club pudiera retomar la actividad. Ciertamente, con todos los condicionantes que imponían las autoridades franquistas y la necesidad de adaptarse, pero el Barça no desapareció, y rápidamente fue entendido como un símbolo de la resiliencia de la sociedad catalana.

El equipo azulgrana durante la Gira Americana de 1937 (Archivo)
El equipo azulgrana durante la Gira Americana de 1937 (Archivo)

Tres ejemplos diferentes de momentos difíciles de la historia del Club, ya fuera cuando el empuje inicial desfallecía, ya fuera cuando las autoridades clausuraron la Entidad temporalmente, o cuando tuvo que hacer frente a la Guerra Civil. Problemas diferentes, pero que amenazaban la continuidad del Barça. Y también las respuestas del Club, con socios, trabajadores y dirigentes como protagonistas que se supo adaptar a situaciones graves y lograron salir adelante. Gracias a muchas generaciones de barcelonistas, que estuvieron al lado del Club en los momentos más difíciles, el Barça continuó creciendo hasta convertirse en lo que es hoy en día, uno de los clubes referentes del mundo del deporte.

Força Barça
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